Polonia, inspiración de artistas y escritores

Con acceso al Mar Báltico, gran riqueza en sus regiones, 22 parques nacionales, una variada gastronomía y célebres manifestaciones de arte contemporáneo; en este país es posible la práctica de todas las formas de turismo y descanso.

Una excelente infraestructura vial conecta el territorio de Eslovaquia con Polonia, específicamente con Cracovia, antigua capital del país y una de las ciudades más antiguas en donde tres días serán suficientes para adentrarse en su mágica cultura. Esta ‘perla de la corona’, como se le conoce comúnmente, se encuentra al sur a orillas del río Vístula y es considerada un destino de arte, arquitectura y modernidad.

El caso antiguo de Cracovia ha sido declarado por la UNESCO como Lugar Protegido de la Historia Universal. El carácter genuino de sus calles y plazas bordeadas por restaurantes que sirven especialidades locales, hacen que el legendario destino esté lleno de recuerdos de tiempos en que los reyes polacos eran coronados y enterrados en la catedral de Wawel, construida en el siglo XI.

La oferta de alojamiento y servicios gastronómicos es muy amplia y de fácil acceso, lo que hace que la planificación de un viaje a Cracovia sea muy sencilla. El restaurante The Wesele es una excelente opción para degustar la tradicional cocina polaca e introducirse en la cultura de uno de los países más hermosos de Europa Central. El Hotel Sheraton Krakow es uno de los destinos de estadía más recomendados.

Empiece un nuevo día con un recorrido por los principales museos de la ciudad, las iglesias antiguas y el Castillo Real en la colina de Wawel; en donde una fabulosa colección de tapices de arras, retratos y otros objetos preciosos, esperan ser vistos por los viajeros. Una pequeña parada en el restaurante Miód Malina para disfrutar de un almuerzo nutritivo y delicioso, se convierte en el plan ideal.

El recorrido continúa con una visita al barrio judío de Kazimierz, conocido por haber sido el centro de la comunidad hebrea de la ciudad desde el siglo XIV hasta el final de la Segunda Guerra Mundial. Los principales monumentos que allí se encuentran son la Plaza del Mercado, el Museo Etnográfico, la iglesia de Santa Caterina, la Basílica del Corpus Christi y la Skałka o iglesia de piedra de San Estanislao. El estilo barroco y gótico predomina en dichas estructuras.

¿Y qué mejor que una cena en un auténtico restaurante judío que, además, ofrezca comida tradicional y un ambiente épico? Esto y más lo puede encontrar en Ariel restaurant, un lugar diseñado para vivir experiencias memorables mientras cae la noche. Finalmente, y antes de seguir el viaje hacia Republica Checa, los viajeros deben ir a la Mina de sal de Wieliczka, que ofrece un recorrido turístico de 3,5 kilómetros con la presencia de estatuas de personajes míticos e históricos esculpidas en la roca de sal. El plan perfecto para despedirse de Polonia.

Artículo publicado en la Revista Estilo de Vida todos los derechos reservados.

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