República Checa y sus tesoros del pasado
- Camila Peña P
- Sep 12, 2016
- 4 min read
Entre ciudades históricas llenas de castillos, palacios, balnearios, miles de kilómetros de rutas para andar y una singular riqueza de fuentes naturales, se esconde República Checa. Un moderno y dinámico destino que cuenta con una amplia historia; además de inimaginables y singulares bellezas por descubrir.

Primer capítulo
Llegando a República Checa el primer destino será Olomouc, ciudad en la que los viajeros podrán admirar la belleza barroca y las tradiciones eclesiásticas típicas de la región. En el corazón histórico, exactamente en la Plaza Alta, se encuentra la Columna de la Santísima Trinidad conocida como la agrupación de esculturas barrocas más grande de Europa Central.

Ya en Olomouc, déjese deslumbrar por la preciosidad de los tesoros del Museo de la Archidiócesis, fundado gracias a Juan Pablo II; así como por la tranquilidad del monumental recinto de peregrinación Colina Santa. Después de una noche en el Hotel Trinity, llega un nuevo día para vivir una nueva aventura en tren con destino a Praga.

Praga es, sin duda alguna, una de las ciudades más hermosas del mundo. Romántica y apresurada, antigua y moderna, y sobre todo, una urbe cosmopolita. Como cualquier ciudad, tiene dos caras: la primera ofrece un ejemplo perfecto de una ciudad histórica y muy orgullosa de su pasado; la otra cara es moderna y palpitante.
Su Centro histórico, además de guardar una magia especial, cuenta con una amplia oferta gastronómica que enamora a los turistas. El restaurante The Grill en el hotel Le Mark es un ejemplo claro de ello. En un recorrido básico por esta área de la ciudad, los viajeros podrán apreciar la belleza del famoso Reloj Astronómico, las antiguas calles del barrio Judío, el Puente de Carlos, la Iglesia de San Nicolás, el famoso Castillo de Praga y, por supuesto, sus palpitantes jardines. Posteriormente, un paseo por la orilla del río Moldava, en un lugar conocido como Náplavka, y una tradicional cena en el restaurante Bellevue, harán que el primer día en Praga sea inolvidable.

El Motel One Prague, situado a cinco minutos caminando de la plaza Namesti Republiky y a menos de un kilómetro de la Plaza de la Ciudad Vieja, pertenece a una cadena de más de 50 hoteles de paso de lujo; convirtiéndose en una de las mejores opciones de estadía en la ciudad de las cien torres.
Es hora de seguir conociendo Republica Checa y el turno es para el Castillo de Karlstein, el cual fue construido por el rey checo y emperador romano Carlos IV como dependencia para depositar los tesoros reales y recopilaciones de las santas reliquias y las joyas de la coronación. Este es, definitivamente, el castillo más visitado en donde los turistas descubren tesoros que ha sido guardado durante siglos. Estando allí, el Karlstejn Golf Club es una excelente opción para un almuerzo práctico y delicioso.

De regreso a Praga, y listos para terminar con este enriquecedor viaje por Europa Central, una maravillosa cena podrá ser degustada por los comensales en el Mozart Dinner, en el Boccaccio Ballroom del Gran Hotel Bohemia. Porque no hay mejor forma de terminar con un esplendido viaje, sino con una buena copa de vino y un buen bocado.

Segundo capítulo
(para quienes tienen más tiempo en el país)
Las montañas que bordean el país no alcanzan las alturas de los Alpes, pero tienen mucho que ofrecerle a los visitantes. La ciudad de Nové Město na Moravě, por ejemplo, es un reconocido destino turístico, destacado en revistas internacionales como el paraíso de los esquiadores. ¿La razón? La majestuosa sierra Českomoravská Vysočina que se extiende a lo largo de ambos lados de la histórica provincial frontera entre Bohemia y Moravia.

Sin embargo, los balnearios son los lugares más tradicionales de este país europeo. Cientos de fuentes curativas y un abundante yacimiento de peloides -agentes terapéuticos- convierten a República Checa en una de las potencias mundiales en cuanto a balnearios se refiere.
En ningún otro lugar del mundo se puede encontrar tanta concentración de fuentes curativas como en el triángulo de balnearios ubicado al oeste de Bohemia. Éste se encuentra formado por tres conocidas ciudades: Karlovy Vary, Mariánské Lázně y Františkovy Lázně; que son sede del balneario checo más visitado.
Pero República Checa tiene mucho más que ofrecer, es el país que más inmuebles históricos inscritos en la lista de Patrimonio Mundial tiene. En Praga, la metrópoli que usualmente es elegida como una de las ciudades más bellas de Europa, se esconde un amplio tesoro arquitectónico.
La Reserva del Patrimonio Histórico de Praga reúne una variedad de estilos y monumentos: rotondas románicas, casas renacentistas, palacios barrocos, edificios modernistas, así como construcciones cubistas y funcionalistas. Entre los monumentos más importantes se destacan Kutná Hora; El Recinto de Lednice y Valtice, donde queda el Palacio barroco de Valtice y el Palacio neogótico de Lednice; además de El Palacio renacentista de Litomyšl ubicado en pueblo cercano a la capital llamado Holašovice.

En cuanto a la gastronomía, República Checa es famosa por sus exquisitas y excéntricas frutas y verduras, así como diferentes tipos de panes. Los platos más tradicionales y apetecidos por los turistas son el svíčková na smetaně (solomillo en salsa de crema), el vepřo knedlo zelo (carne de cerdo asada con repollo y un pan especial) y el ovocné knedlíky (bolas de masa hervida rellenas de fruta).
Definitivamente, República Checa es un lugar para visitar. No solo espacios que guardan secretos e historias milenarias, sino también destinos de aventura y diversión esperan ser visitados por viajeros del mundo entero.
Artículo publicado en la Revista Estilo de Vida todos los derechos reservados.
Comments